miércoles, 2 de febrero de 2011

Sombra

Y qué si me gusta tu

boca

el límite de tu

boca

rozando mi hombro izquierdo

Y qué si

esa misma

es capaz de amarrarme

de debilitarme ante lo

inevitable. Dejándome sola...

Suelto un chillido de furia

de placer convulso,

que salpica colores y mancha

las paredes de la habitación.

Mientras me marea una mirada que viene de lejos... De muy lejos.

Pero no logro alcanzarla. Se queda en el aire enrareciéndolo,

destiñendo el lugar por completo. Convirtiéndome en un muñeco

sombrío... Sin rostros ni manos...

Y qué si mi cuerpo elije

permanecer

sobre el tuyo

aunque sea,

soñándolo

Y qué si decido jugar

con el tiempo y

transformar esos minutos tan

breves

en anchos mares de eternidad

¿Qué vas a decir ahora?

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