Y qué si me gusta tu
boca
el límite de tu
boca
rozando mi hombro izquierdo
Y qué si
esa misma
es capaz de amarrarme
de debilitarme ante lo
inevitable. Dejándome sola...
Suelto un chillido de furia
de placer convulso,
que salpica colores y mancha
las paredes de la habitación.
Mientras me marea una mirada que viene de lejos... De muy lejos.
Pero no logro alcanzarla. Se queda en el aire enrareciéndolo,
destiñendo el lugar por completo. Convirtiéndome en un muñeco
sombrío... Sin rostros ni manos...
Y qué si mi cuerpo elije
permanecer
sobre el tuyo
aunque sea,
soñándolo
Y qué si decido jugar
con el tiempo y
transformar esos minutos tan
breves
en anchos mares de eternidad
¿Qué vas a decir ahora?
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