jueves, 28 de mayo de 2009

Lejanía en impotencia


Ya ni siquiera pido una segunda jugada
para intentar atacar y derribar tus fuertes,
para intentar surgir el cansancio de tus brazos

y que, ya así, las paredes en ruinas

puedas entender al ver mis ojos
lo que intentan gritar las espadas.


Tan lejos estás, tan lejos tus pisadas.

Este aire se contamina de ausencia.
El ardor en mis manos inútiles y degradables

que no pueden transgredir las dimensiones
hasta alcanzar tus labios,
me consume ácidamente hasta la médula.

Sólo quedan tumbas rellenas de aquella vida
envuelta en la presencia de tu aliento
, que suave,
respondía a mis temores
y, cual polvo de hada,
me hacía flotar
sobre las espinas enjugadas en desdicha
sobre las que caí al aterrizar.

- Delirium -

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