domingo, 6 de enero de 2013

Anoche fue hartazgo.



Anoche fue hartazgo.
Examinarte ajena,
reconocerte
percibir unos ojos demonios,
que perpetué al mirarte.

Fue el final del sueño.
 De un susurro que cualquiera,
sobre la sombra
infame de la lluvia,
empezó a pronunciar,
sin imaginar cuánto aguantaría la respiración
antes de abandonar.

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